sábado, 22 de octubre de 2011

Extinciones


Extinción

En biología y ecología, extinción es la desaparición de todos los miembros de una especie o un grupo de taxones. Se considera extinta a una especie a partir del instante en que muere el último individuo de esta.

A través de la evolución, nuevas especies surgen a través de la especiación, así como también otras especies se extinguen cuando ya no son capaces de sobrevivir en condiciones cambiantes o frente a otros competidores. 

Normalmente, una especie se extingue dentro de los primeros 10 millones de años posteriores a su primera aparición,2 aunque algunas especies, denominadasfósiles vivientes, sobreviven prácticamente sin cambios durante cientos de millones de años. La extinción es histórica y usualmente un fenómeno natural. Se estima que cerca de un 99,9% de todas las especies que alguna vez existieron están actualmente extintas.


Ciclos de extinción

Parece que los sucesos de las grandes extinciones de organismos son periódicos, provocados por influencias de los cuerpos celestes, como los rayos cósmicos procedentes de supernovas o por grandes impactos de meteoritos.

Han ocurrido 10 o más impactos sobre la Tierra de meteoros durante los últimos 600 millones de años, es decir, uno cada 50 millones de años.

El análisis de 13 grandes impactos sobre el planeta, ocurridos hace entre 250 y 5 millones de años, sugiere un ritmo de formación de cráteres de uno cada 28 millones de años, que es comparable con el ciclo de extinción de 26 millones de años.

Los geólogos están empezando a aceptar las extinciones en masa de especies de organismos como sucesos normales de la historia geológica de la Tierra.


Ciertos periodos de extinciones en masa, parece que fueron más el resultado de sucesos catastróficos que de cambios comunes en que se producen extinciones de especies, tales como cambios en el nivel del mar o cambios climáticos o un aumento de la actividad de predadores.

Por lo que parece, que las extinciones en masa de especies de organismos tienen una función predominante en las pautas de la vida a lo largo de la mayor parte de la historia de la Tierra.
Se considera que el ciclo de extinción de especies pudiera estar relacionado con fenómenos celestes, como la fuerza gravitacional del Sistema Solar, nubes de polvo galáctico, las supernovas, la actividad solar y colisiones de asteroides.

Desde los albores de la vida en la Tierra, algunas especies de los diversos organismos que habitan al planeta se han extinguido y han posibilitado el surgimiento y desarrollo de nuevas especies de organismos que pueden adaptarse mejor al medio ambiente.
Esto hace que las extinciones de algunas especies de organismos desempeñen una función importante en la evolución de la vida en la Tierra.

Si las especies no llegaran a extinguirse para dejar su espacio a organismos más avanzados, la vida en la Tierra no habría progresado hasta lo que es actualmente, y los únicos organismos que habitarían la Tierra serían los microorganismos primigenios con que empezó la vida en el mar.






Primera gran extinción

Conocida también como "La extinción masiva del Cámbrico-Ordovícico", tuvo lugar a principios de la era Paleozoica. En aquella época la vida se concentraba enteramente en el mar, lo que explica que los seres marinos fueran los únicos afectados por dicha extinción de causa imprecisa.


Existen pruebas que afirman que esta extinción estuvo dividida en cuatro partes. La primera causó la desaparición de los trilobitas más antiguos y los arqueociátidos. El resto de las extinciones afectaron a los demás trilobitas, a los braquiópodos y a los conodontes.

Actualmente los científicos creen que el causante del exterminio del 95% de las especies marinas puede ser un período glacial o la reducción de la cantidad de oxígeno disponible.

Segunda gran extinción

Hace aproximadamente 444 millones de años dos extinciones masivas marcaron la transición entre los períodos Ordovícicos y Silúrico que, si se cuentan juntas, fueron la segunda extinción masiva más trágica en la historia de la Tierra.

El primer evento ocurrió tras el cambio drástico de los hábitats marinos al descender el nivel del mar; el segundo, entre quinientos mil y un millón de años más tarde por lo contrario, el crecimiento del nivel de mar rápidamente.



Los grandes afectados fueron los seres marinos al ser los únicos pobladores del planeta. Desaparecieron el 50% de los corales y cerca de 100 familias biológicas, lo que representaba el 85% de las especies de fauna. Se extinguieron principalmente los braquiópodos y los briozonos, junto con las familias de trilobitas, conodintes y graptolites.



La teoría más aceptada explica que la primera parte de la extinción fue causada al inicio de una larga edad de hielo que provocó la formación de grandes glaciares en el supercontinente Gondwana y, por consecuente, la bajada del nivel del mar. La segunda, en cambio, surgió tras la finalización de la edad de hielo, el hundimiento de los glaciares y el posterior aumento del nivel del mar.

Tercera gran extinción

El paso de período entre el Silúrico y el Devónico viene marcado por esta extinción masiva que tuvo mayor influencia en mares que en continentes, y en latitudes tropicales que en medias.

Los corales, dominantes de este período, desaparecieron al igual que algunos grupos planctónicos como los graptolites y los tentaculites. Muchos taxones marinos redujeron su gran diversidad a semejanza del tipo de pez, dipnoos.

Los acritarcos, ostrácodos, ammonoideos y algunas clases de peces (los placodermos y los estracodermos) desaparecieron. Se extinguieron el 85% de géneros de braquiópodos y ammonoideos, además de numerosos tipos de gasterópodos y trilobites. En los medios terrestres, las plantas vasculares no se ven afectadas por esta pérdida general.

En conjunto se estima que desaparecieron el 77% de las especies, el 57% de los géneros y el 22% de las familias.

Las causas no terminan de esclarecerse, aunque se sospecha del enfriamiento global no se excluye la posibilidad de un impacto extraterrestre.

Cuarta gran extinción

Ocurrida aproximadamente hace 251 millones de años, define el límite entre la era Primaria y la Secundaria, entre los períodos Pérmico y Triásico. Es conocida como "La Gran Mortandad", por ser la más dramática de las extinciones ocurridas en la Tierra.

Perecieron el 90% de todas las especies; el 96% de las especies marinas y el 70% de las terrestres, entre ellos, el 98% de los crinoideos, el 78% de los braquiópodos, el 76% de los briosos, el 71% de los cefalópodos, 21 familia de reptiles y 6 de anfibios, además de un gran números de insectos, árboles y microbios. Los conocidos trilobites desaparecieron para siempre con esta extinción en masa.



Tras la catástrofe sólo sobreviviría un 10% de las especies presentes a finales del pérmico.

Las causas de esta gran hecatombe son variables. Se baraja entre un vulcanismo extremo, un impacto de un asteroide de gran tamaño, la explosión de una supernova cercana o la liberación de grandes cantidades de gases de invernadero. Los científicos opinan que lo más seguro es que no fuese una única causa ya que para ser el evento de extinción y destrucción mas devastador que la Tierra haya conocido jamás, esta tuvo que ser atacada desde varias fuentes.


Quinta Gran Extinción

Corresponde con la extinción masiva del Triásico-Jurásico, la tercera más catastrófica. Afectó de manera importante la vida en la superficie y en los océanos de la Tierra, desapareciendo cerca del 20% de las familias biológicas marinas (aunque la mayoría de estos grupos se recuperan en el Jurásico) lo que equivale a aproximadamente el 75% de los invertebrados marinos.





Esta etapa acabó con la mayoría de los terápsidos, los conodontos, los rincosaurios y los arqueosauros, los reptiles placodontos y mamiferoides, grandes anfibios… Los únicos reptiles marinos que sobrevivieron fueron los ictiosauros y plesiosauros.









La liberación de tan grande número de nichos ecológicos dejó el escenario preparado a los dinosaurios, que empezaban su dominio en la Tierra hasta el apartado siguiente…





Se han propuesto diversas explicaciones para este evento, pero en todas ellas quedan cabos sueltos. Ni los cambios climáticos graduales ni los cambios en el nivel del mar ni el posible impacto de un asteroide ni la posibilidad de erupciones volcánicas masivas explican este suceso ocurrido.





Sexta gran extinción

Se desconoce la duración de este evento pero se puede cuadrar a finales del período Cretácico. La desaparición de los grandes reptiles en esta extinción en masa dio paso al Cenozoico.

Este exterminio causó la desaparición de aproximadamente el 50% de los géneros biológicos, entre ellos se encuentran: los dinosaurios, pterosaurios, reptiles nadadores, plesiosauros y mosasaurios, ammonoideas, rudistas e inocerámidos. 
                                                                       
El nanno plancton calcáreo y los foraminíferos planctónicos experimentaron pérdidas importantes aunque se recuperaron durante la Era Cenozoica. Los grandes supervivientes fueron la mayor parte de las plantas, de los animales terrestres (tales como los insectos, caracoles, ranas, salamandras, tortugas, lagartos, serpientes, cocodrilos y mamíferos placentarios), de los invertebrados marinos (estrellas de mar, echinoidea, moluscos y artrópodos) y de los peces.


Existen diferentes teorías al igual que en los otros acontecimientos pero la más aceptada es, probablemente, la posibilidad del impacto de un meteorito de gigantescas dimensiones que, debido a la gran explosión generada en su impacto, levantaría grandes cantidades de polvo al aire impidiendo que la luzsolar llegara hasta las plantas, reduciéndolas en cantidad, generando con ello un desequilibrio en las cadenas tróficas.





¿Séptima gran extinción?

Sí. De hecho, algunos científicos afirman que al comenzar el período del Holoceno (hace 10000 años) comenzó una séptima extinción masiva de la llamada Megafauna que se extiende hasta nuestros días debido a la actividad humana.

El término Megafauna proviene del griego mega, "grande", y se utiliza en paleontología para denominar a los grandes animales terrestres que poblaron la Tierra tras la extinción de los dinosaurios.



Dentro de los animales comprendidos en la Megafauna fueron muchos los extintos. Una de las causas podrían ser cambios climáticos a escala global aunque la explicación más plausible de estas perdidas es la actuación humana. Esta se hace presente de diferentes maneras en la vida de los otros pobladores del planeta: destrucción y fragmentación de su hábitat; introducción de enfermedades, parásitos y depredadores para los que la flora yfauna nativas carecen de defensas; contaminación del aire, agua y suelo; sobreexplotación de especies; uso de productos químicos tóxicos en el controlde plagas; deforestación de los bosques (se calcula que se pierden 20.000 kilómetros cuadrados al año de zona forestal); cacería furtiva y tráfico ilegal de especies.

Otra causa que actualmente no se tiene en cuenta pero que va a representar un problema en el futuro es la falta de energía disponible ya que presentemente la especie humana está censada en seis mil millones y se consume el 40% de la actividad primaria neta del planeta. En 2050 se estima que seremos diez mil millones por lo que se supone que esta última cifra aumentará en buen grado.

Como se ha dicho anteriormente, fueron muchas las especies desaparecidas pero en este trabajo vamos a centrarnos de manera resumida en tres: las moas de Nueva Zelanda, el tigre de Tasmania y el delfín de Río Chino.




Los dinornítidos o moas (Dinornithidae) eran una familia de aves no voladoras gigantes de Nueva Zelanda. Se conocen diez especies de diferentes tamaños (la más pequeña, del tamaño de un gallo; la de mayor tamaño, medía cerca de 3m de altura y pesaba 250kg). Las moas se extinguieron alrededor del año 1500 a causa de la llegada de los primeros cazadores maoríes a las islas.

El tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus), también conocido como lobo de Tasmania, talacino, lobo marsupial o tigre de Tasmania, era un carnívoro marsupial nativo de Australia. Ante la necesidad de alimento atacaba a los rebaños de ovejas por lo que los pastores y el propio gobiernocolonial los consideraron alimañas necesarias de exterminio. Lo lograron antes de la primera mitad del siglo XX.



El delfín de Río Chino (Lipotes vexillifer) es una de las especies extintas más recientes. Esta variedad de delfines emigró desde el Océano Pacifico al río Yangtze hace unos 20 millones de años. En épocas de la dinastía Han "Erya" había unos 5000 especimenes en el río. En 1979 China lo declaró en peligro, y en 1983 se decreto que su caza era ilegal. Para 1986 la población total se estimaba es unos 300 individuos, y en 1990 unos 200. Su número siguió decreciendo rápidamente, sobre todo con la construcción de la Represa de las tres Gargantas, que alteró de manera irrecuperable el hábitat de este delfín. En 1998 solo se pudieron encontrar 7 ejemplares y los científicos especularon para poder salvarlos pero una expedición que recorrió el río de extremo a extremo en 2006 no pudo hallar ni uno de estos delfines, por lo que se los considera oficialmente extintos.

La Fundación de Conservación de Wuhan "Delfín Baiji", fundada en diciembre de 1996 gastó alrededor de unos 100.000$ para la preservación decélulas in Vitro, por lo que quizás algún día lo podamos ver nuevamente

 Los paleontólogos estiman que por lo menos el 99.9 % de todas las especies de organismos que han existido están ahora extinguidas. 

Hoy día, los geólogos están comenzando a aceptar que las grandes extinciones, son procesos normales en la historia geológica de nuestra tierra.

Referecias




Evolución Bio-Lógica




viernes, 21 de octubre de 2011

Glaciaciones Cuaternarias

Introducción


Periodos glacialesperiodos de la historia terrestre en los que tuvo lugar un enfriamiento extenso y significativo de la atmósfera y de los océanos. La Tierra entró por última vez en uno de estos periodos glaciales hace unos 2,5 millones de años. Pese a que el hielo se retiró de Norteamérica y de Europa hace unos 10.000 años, al final del pleistoceno muchos científicos piensan que el periodo glacial cuaternario no ha concluido todavía. También hay indicios de periodos glaciales anteriores.

Desde la época de las primeras formas de vida registradas en la Tierra (unos 3.600 millones de años atrás), la temperatura media de la superficie del planeta ha sido de unos 20 °C, con una incertidumbre de unos 5 °C. Durante más del 90% de este tiempo, la Tierra ha estado libre de periodos glaciales y no han existido grandes glaciares fuera de las montañas altas. Los periodos glaciales se producen más o menos cada 150 millones de años y duran unos millones de años.

¿Qué es un glaciar?

Gran masa de hielo, normalmente en movimiento descendente desde el área de acumulación por acción de la gravedad, se mueven desde la zona de acumulación a la zona de ablación (donde el hielo abandona el sistema por fusión, evaporación o por formación de icebergs) y que pueden transportar derrubios tanto en la superficie como en su interior.

Se forman en las altas montañas y en las latitudes septentrionales, donde la precipitaciones anual de nieve supera la cantidad que se funde y evapora en el veranoen forma de nieve superan la cota de innivación. Se asocian con más frecuencia a las zonas cercanas a los polos, pero pueden encontrarse en muchas áreas montañosas, incluso próximas al Ecuador, como en las montañas de África y Sudamérica.
Presentan formas variadas, pero una anchura limitada en contraste con la capa de hielo continental, o manto de hielo, que ocupa una superficie mucho mayor. De forma habitual el término glaciar se restringe a la descripción de las masas de hielo encerradas por elementos topográficos que definen su tipología: glaciar alpino, de piedemonte, de circo o glaciar colgado, entre otros.
¿Cómo se forma?

La nieve acumulada año tras año se transforma gradualmente en hielo. Los cristales de nieve caídos el año anterior recristalizan dando granos redondeados que se denominan neviza. Con el tiempo, la neviza queda enterrada por la nieve caída posteriormente y se hace cada vez más densa, a la vez que los huecos ocupados por el aire disminuyen. En unos pocos años se forma hielo blanco. Esta transformación, en zonas con poca fusión superficial, como Groenlandia y la Antártida, puede llevar cientos de años. Cuando la acumulación de hielo es importante, los cristales continúan creciendo y el aire es expulsado casi por completo, obteniéndose así el hielo azul característico de los glaciares. Sin embargo no siempre es posible apreciar este color azul, porque a menudo el hielo se encuentra bajo una capa de nieve o de neviza.
Los glaciares sólo se pueden localizar en las altas latitudes y en las montañas más altas.  El hielo formado sobre el mar se llama banquisa, o simplemente banco de hielo. Está unido a la costa y su topografía es extraordinariamente plana. En la banquisa pueden aparecer canales abiertos en el hielo (durante la época de deshielo). En los márgenes de estos canales se acumulan fragmentos de hielo ordenados caóticamente. La banquisa tiene gran importancia en el clima.

Tipos de Glaciares

Glaciares regionales o inlandsis y Glaciares locales. En las zonas marginales de los glaciares aparecen formas mixtas, que pueden ser heredadas.
Glaciares regionales o inlandsis: (hielo del interior): se caracteriza por su forma de casquete, con un perfil ligeramente convexo. Se sitúan sobre grandes superficies continentales. Actualmente existe uno sobre la Antártida que cubre todo el continente (13,5 millones de km2) y otro sobre Groenlandia (1,7 millones de km2), que sirve de modelo para este tipo de glaciares. El espesor del hielo es muy grande, puede alcanzar hasta 4000 metros, por lo que su peso es muy grande y ejerce una presión extraordinaria sobre la roca subyacente. Al retirarse esta roca tiende a ganar altitud por movimientos epirogénicos.
Glaciares locales: son de menor espesor. Se adaptan al relieve de las montañas de todos los continentes. Son producto más de la abundancia de los aportes en forma de nieve que de las bajas temperaturas. La temperatura del hielo aumenta en profundidad, hasta llegar a licuarse en el contacto con el lecho rocoso. Se forma así una escorrentía intraglaciar y subglaciar.

Los glaciares locales tienen temperaturas en torno a los cero grados, por lo que se llaman, también, glaciares templados. En ellos se pueden observar fenómenos de fusión y recongelación del agua. La superficie suele estar acribillada por oquedades llamadas crioconitas, ligadas al polvo atmosférico. Los mantos de grava generan conos de hielo y las losas rocosas colgadas configuran mesas glaciares.

a. Glaciares Alpinos: La nieve que cae en las laderas y en el fondo de los valles de alta montaña tiende a acumularse y alcanza grandes espesores, debido a que desaparece menos nieve por deshielo que la que se va acumulando durante las nevadas, especialmente en invierno. Las últimas nevadas comprimen a las primeras nieves caídas y las convierten en una masa compacta de hielo de estructura granular. En áreas donde la temperatura no suele sobrepasar el punto de fusión del hielo, este proceso vuelve a darse por repetición de los procesos de sublimación y recristalización.
La sublimación consiste en el cambio desde el estado sólido al gaseoso sin pasar por el punto intermedio de estado líquido. Cuando el grosor del glaciar alcanza aproximadamente los 30 m, toda su masa empieza a deslizarse lentamente hacia el fondo del valle. Este avance continuará mientras exista superabundancia de nieve en la parte alta del glaciar. Cuando la corriente de éste desciende valle abajo, hasta altitudes donde ya no es reforzado por nuevas nevadas, tiende a derretirse o a desgastarse; el agua que surge de su deshielo da lugar a ríos y arroyos.
b. Glaciares de Piedemonte: Cuando varios glaciares alpinos fluyen juntos por un valle al pie de un sistema montañoso, a menudo forman un extenso glaciar, a modo de manto, que recibe el nombre de glaciar de piedemonte. Los glaciares de este tipo presentan, por lo general, mayor anchura que longitud y son especialmente comunes en Alaska; el mayor de ellos es el glaciar Malaspina, con 3.900 km2 de superficie. La parte más baja de su lengua es casi plana y se ha depositado sobre ella tal cantidad de tierra y derrubios de roca que ha permitido el desarrollo de un denso bosque.
Glaciaciones
Las glaciaciones han sido lo más característico de los últimos dos millones de años de la historia de la Tierra. Su influencia es tan grande que marcan el inicio de un periodo geológico distinto que llamamos Cuaternario. A lo largo de este periodo se han sucedido épocas más frías, en las que los hielos se han apoderado de grandes extensiones en el norte y el sur del planeta, y épocas más templadas en las que las aguas heladas se han retirado hacia las cercanías de los polos o las altas montañas. Estas oscilaciones climáticas han tenido una gran influencia en la distribución de los seres vivos.
Los glaciares son grandes masas de hielo que se forman cuando la nieve que cae va acumulándose de un año a otro, sin que le dé tiempo para fundirse. Por la presión la nieve va perdiendo el aire y acaba formándose primero hielo lechoso y luego hielo azul, tan transparente como el cristal.
Para que existan glaciares en una zona se requieren dos condiciones:
1.         Que tenga promedios de temperatura tan bajos como para permitir que la nieve se acumule de un año a otro. Esto sucede en las zonas ecuatoriales a partir de los 5000 m de altitud y en la Antártida al nivel del mar. En la Península Ibérica sólo se dan estas condiciones en lugares de los Pirineos situados a más de 3000 m.
2.         Que tenga precipitación suficiente. Así, por ejemplo, hay lugares del norte de Siberia muy fríos pero en los que llueve tan poco que la capa de nieve rara vez supera el metro de altura.
En las regiones polares los glaciares cubren grandes extensiones y se les llama casquetesglaciares o inlandsis. En el resto del mundo sólo encontramos glaciares de montaña que en total ocupan una extensión treinta veces menor que la ocupada por los inlandsis.
Características generales

A finales del Plioceno y comienzos del Pleistoceno, hace unos 2,7 millones de años, las aguas oceánicas entraron en una última fase del enfriamiento general que se había venido produciendo,aunque con altibajos, durante los últimos 50 millones de años.
El frío fue ya suficiente para que en las latitudes altas comenzasen a ser abundantes las precipitaciones de nieve y se fuesen acumulando en el norte de América y de Europa espesos mantos de hielo. Desde entonces, el clima de la Tierra ha estado marcado por una sucesión continua de glaciaciones y períodos interglaciales.


Lo que caracteriza a las glaciaciones del Cuaternario es la formación durante su transcurso de dos enormes mantos de hielo en las tierras continentales del norte de América y de Europa, que se añaden a los que ya existían, de forma más o menos permanente y desde mucho antes, sobre la Antártida y Groenlandia.

Estos nuevos mantos de hielo septentrionales, denominados Laurentino y Finoescandinavo (Laurentide y Fennoscandian), crecían y avanzaban hacia el sur y cuando llegaban a un máximo de volumen acumulado invertían la tendencia, se licuaban y retrocedían, hasta que desaparecían por completo durante unos períodos cortos de unos cuantos miles de años de duración denominados interglaciares.




La Era Cuaternaria es, por lo tanto, una época de inestabilidad climática y de bruscos e importantes cambios ambientales, que han afectado con mayor o menor intensidad a todas las latitudes.
Período Cuaternario abarca dos períodos de duración muy desigual: el Pleistoceno (desde hace 2,7 millones de años (2,7 Ma) hasta hace 11.500 años (11,5 ka) y el Holoceno (desde hace 11,5 ka hasta hoy).
No existe unanimidad en señalar cuando comenzó. La fecha reconocida como inicio se ha ido retrasando, desde 1,6 Ma hasta hace 2,7 Ma, a medida que se ha ido descubriendo que las glaciaciones comenzaron antes de lo que se había venido considerando. Hoy se cree que fue hace unos 2,7 Ma cuando los hielos acumulados periódicamente en Norteamérica y Eurasia eran suficientemente voluminosos como para poder hablar de glaciaciones y poder decir que la Tierra entraba en un nuevo período geológico: el Cuaternario.
Zonas Periglaciares
Se llama zonas periglaciares a las grandes extensiones que rodean a los casquetes glaciares o que se sitúan inmediatamente por debajo de las zonas de nieves perpetuas de las montañas. Su suelo no está cubierto por el hielo permanentemente, pero está helado la mayor parte del año. Este suelo se llama permafrost y está permanentemente helado a partir de una pequeña profundidad.
a. Glaciaciones e interglaciaciones
Durante la historia de la Tierra ha habido hasta siete, y quizás más, episodios de amplias glaciaciones, en las Eras Precámbrica y Paleozoica. El periodo glaciar en el que nos encontramos ocupa el Periodo Cuaternario, empezó hace unos dos millones de años y todavía continúa.
Dentro en un tiempo glaciar las temperaturas van subiendo y bajando cada varias decenas de miles de años. En la actualidad, desde hace unos 12 000 años, estamos en un periodo interglaciar cálido (dentro de la glaciación del Cuaternario), en el que las mediciones en los inlandsis y los glaciares de montaña indican que continuamente van disminuyendo de tamaño desde hace 12000 años.
La diferencia de la temperatura media entre un periodo cálido y otro frío es de sólo unos 4 a 7ºC, pero su efecto es que los glaciares avanzan hacia el ecuador o retroceden miles de kilómetros. Estos cambios en la masa de hielos afectan al nivel del mar que puede subir o bajar varias decenas de metros y a los caudales de los ríos, distribución de las lluvias y al clima en general  y por supuesto también afecta de forma importantísima a la fauna y la flora.
Causas del comienzo
Para que se produjese la acumulación de hielo en los mantos Laurentino y Finoescandinavo se necesitó esperar a que el clima general se enfriase para que las precipitaciones invernales en el hemisferio norte fuesen más sólidas (nieve) que líquidas.
Se debió también esperar a que el clima fuese más frío que el existente cuando se formó el manto de Groenlandia (7 millones de años antes), a quien la insularidad le favoreció en la acumulación de su casquete helado, y más aún de lo que se había necesitado para que el hielo se acumulase en la Antártida en donde ya lo había hecho 35 millones de años antes.
La región del Ártico está ocupada en su mayor parte por un océano profundo recubierto por una fina capa de agua marina congelada de dos o tres metros de espesor. La tierra firme en el Ártico se encuentra a bastantes grados al sur del Polo Norte, con lo que, al disminuir la latitud y aumentar la insolación veraniega, la acumulación del hielo en grandes cantidades se hizo más difícil en el hemisferio norte que en el hemisferio sur.
La teoría tradicional indica que para la acumulación de hielo en esos mantos no sólo se necesitaban precipitaciones abundantes de nieve invernal sino sobre todo que no se derritiese en verano. Por eso se cree que el disparador de las glaciaciones cuaternarias fue de carácter astronómico, cuando comenzó a haber épocas en las que los veranos en las latitudes altas del hemisferio norte tenían una baja insolación. Esta posibilidad comenzó a verificarse justo al final del Plioceno, hace unos 3 Ma, cuando la oscilación en los valores de la inclinación del eje de la Tierra fue aumentando, con épocas en las que la inclinación del eje terrestre era bastante menor que la actual.
Periódicamente, cuando los valores de inclinación eran bajos (leve basculación del eje), y coincidían con otros parámetros astronómicos favorables (alta excentricidad de la órbita y máxima lejanía del Sol durante el solsticio de verano del hemisferio norte), se daban veranos frescos que favorecían la entrada en una glaciación.
Desde los tiempos de Köppen, los climatólogos han dedicado una particular atención a lo que ocurre en las regiones del norte de Canadá, cuyo clima es particularmente sensible a los cambios astronómicos de insolación. La teoría tradicional Paleoclimática es que las variaciones en la insolación veraniega de esas latitudes han actuado como detonadores en la formación, o en la fusión, de los grandes mantos de hielo Laurentino y Finoescandinavo.
Una condición importante para el comienzo de las glaciaciones es que las nevadas invernales fuesen suficientemente importantes. Para ello era necesario que los mares de donde provenía la humedad estuviesen relativamente calientes. Se ha solido considerar que una corriente del Golfo suficientemente activa y un Atlántico Norte relativamente cálido podían explicar las fuertes nevadas.
Con la teoría de la tectónica de placas se pueden comprender los efectos que tuvieron los cambios periódicos de la deriva continental que precedieron al periodo glacial actual. Estos cambios se produjeron hace unos 60 millones de años, cuando una vía marina ecuatorial cálida, llamada mar de Tetis, separaba los continentes del Norte (Laurasia) y del Sur (Gondwana) y llevaba corrientes calientes a todos los océanos. Sin embargo, las tierras antiguas del Sur empezaron a desplazarse hacia el Norte, así, de forma sucesiva, África, Arabia y la India colisionaron con Eurasia. Por último, Australia se separó de la Antártida y permitió que una corriente fría rodeara el globo. Una por una, las antiguas vías marinas quedaron bloqueadas por tierra. Así, cada océano quedaba aislado y conectado a las latitudes polares por grandes remolinos de corrientes frías.



Referencias
Duplessy J.C & Morel P. 1993, Temporal sobre el Planeta, ed. Acento.
Haug G.H., 2005, North Pacific seasonality and the glaciation of North America 2.7 million years ago, Nature, 433, 821-825.
Rial J.A. 1999, Pacemaking the Ices Ages by frequency modulation of Earth´s orbital eccenticity, Science, 285, 564-568.
Rutherford S. &D´Hondt S., 2000. Early onset and tropical forcing of 100,000-year Pleistocene glacial cycles, Nature, 408, 72-75.